¿Por qué será que los actores colombianos en el exterior no hacen más que dejarnos en vergüenza como si no bastara con la guerrilla y el narcotráfico? No más veamos a Lucas Velásquez y Andrés Mercado, un par de pseudoactores que emigraron de su natal Colombia porque su pestilente imagen no les daba para conseguir papeles medio decentes sino solamente para hacer el oso en
Bailando por un Sueño, Pocholo y otras suciedades.
Es así como las dos careniñas llegaron a México para integrarse al elenco de
Atreve a Tirar, la versión chilanga de
Putito Feo. Ante la creciente ola de actorcetes de quinta que invaden nuestro país, está muy bien que gentuza como ellos se pierda para siempre, pero tampoco se vale que el hermano pueblo de México cargue ahora con ellos, menos si pretenden disfrazarse de niños colegiales cuando sus edades oscilan entre los 26 y los 28 años, salvo que quieran imitar a Chespirito, pero ese no es el caso.
Lo que pienso es que quieren recuperar su infancia perdida porque como se iniciaron en Padres e Hijos quién sabe a cuantas aberraciones los habrá sometido Charlie en la tenebrosa casa de la familia Franco. Pero ningún trauma es excusa para que no acepten su verdadera edad y se pongan uniforme de colegio cuando hace rato que debieron superar esa etapa. No se dan cuenta que con su comportamiento solo dan lastima, jugando con niños a los que les doblan la edad más bien parecen retrasados mentales que no han podido graduarse.
Para rematar, ellos mismos se esfuerzan en ocultar lo evidente; por ejemplo, Velázquez declaró en una revista que tiene 21 añitos. Si así es cuando tienen menos de 30, al rato empezarán a cirugiarse para verse más jóvenes y hermosas y poder pedir un papel en el remake de
Carrusel. Si no piensan retirarse pronto entonces mejor que se queden por allá porque aquí no hacen falta sus estúpidos complejos de Peter Pan.