La que no sabe que hacer para llamar la atención es Chochi Stevenson, la insignificante presentadora de Garracol que por enésima vez en su vida tiene que conformarse con presentar las notas intrascendentes del Desafio porque a los altos ejecutivos del canal les gusta más la carne fresca.
Cada vez que se cocina la nueva versión de ese adefesio televisivo esta tarada es la primera en levantar la mano para que la escojan como presentadora pero siempre la hacen menos como si de cualquier trapo usado se tratara. Y las que finalmente consiguen el trabajito son unas golfas sin rumbo en la vida estilo Lina Perrrulanda y Tontiana Vergas.
Será que a la pobre Chochi le falta abrir más las piernas para que la tomen en serio y no la estén despreciando tanto. De seguir así ya está condenada a seguir los pasos de Pichar Schmit, ver pasar el tiempo mientras toda una generación de prepagos les pasa por encima y al final rogar para que ocasionalmente les dejen salir 3 segundos en pantalla.
Cada vez que se cocina la nueva versión de ese adefesio televisivo esta tarada es la primera en levantar la mano para que la escojan como presentadora pero siempre la hacen menos como si de cualquier trapo usado se tratara. Y las que finalmente consiguen el trabajito son unas golfas sin rumbo en la vida estilo Lina Perrrulanda y Tontiana Vergas.
Será que a la pobre Chochi le falta abrir más las piernas para que la tomen en serio y no la estén despreciando tanto. De seguir así ya está condenada a seguir los pasos de Pichar Schmit, ver pasar el tiempo mientras toda una generación de prepagos les pasa por encima y al final rogar para que ocasionalmente les dejen salir 3 segundos en pantalla.
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