Ante la imposibilidad de conseguir trabajo en alguna producción televisiva, por más decadente y paupérrima que sea, Ana Putoria Beltran se metió al negocio de las cómidas rápidas. Su burdel, digo restaurante, está en el terminal de transportes y se llama “El Cucharita” aunque opino que le vendría mejor “La Cucarachita” debido a la fealdad indeseable de su propietaria.
No me imagino a alguien en sus cinco sentidos que quiera ir a probar la comida preparada y servida por semejante enana putrefacta, a menos que se quiera suicidar. Hasta me atrevo a imaginar que la maldita de Ana Putoria y su alter ego Daniela Franco se la pasan tirando en la cocina del mentado chuzo y cuando no consiguen alguien que les haga el favorcito se conforman con el cadáver de algún pollo crudo haciendo gala de sus inclinaciones zoonecrofílicas.
lunes, 27 de septiembre de 2010
lunes, 20 de septiembre de 2010
La Razón por la que el Cine Colombiano es malo
Ya está confirmado que Sin Tetas no Hay Paraiso es la peor película colombiana de nuestros tiempos, y no digo que es la peor de la historia porque la cinemateca nacional aun cuenta con todos los títulos filmados por Drogo Garcia, pero bueno eso es harina de otro costal. Lo importante es que el indigena maloliente de Gustavo Bolivar ya está saboreando las deliciosas mieles del fracaso.
Personalmente me incluyo entre los que no daban un centavo por una película escrita y dirigida por semejante indio impresentable pero es que hasta los críticos nacionales han coincidido en que la dichosa película es pésima y a tan solo una semana de estar en cartelera los cines la han mochado para disminuir drásticamente el número de funciones. Obviamente porque no quieren perder dinero exhibiendo más de lo necesario una porquería tan dantesca.
Solo basta con mirar la nómina para imaginar el grado de putrefacción que despide ese adefesio fílmico. Con Miguel Viejoni, Drogorio Pernia, Santiago Gourre, Ramiro Enaneses y las peores alimañas de nuestras pantallas. Parece que el indio Cobro el 99% del presupuesto para su sueldo de director y con el resto contrato lo primero que encontró en la calle del cartucho.
Todo eso sin contar con la protagonista, la tal Putabel Cadavid que a pesar de ser debutante seguramente ya es toda una meretriz que cobro su sueldo en especia con la cirugía de tetas y obtuvo el papel acostándose con el aborigen ese.
Personalmente me incluyo entre los que no daban un centavo por una película escrita y dirigida por semejante indio impresentable pero es que hasta los críticos nacionales han coincidido en que la dichosa película es pésima y a tan solo una semana de estar en cartelera los cines la han mochado para disminuir drásticamente el número de funciones. Obviamente porque no quieren perder dinero exhibiendo más de lo necesario una porquería tan dantesca.
Solo basta con mirar la nómina para imaginar el grado de putrefacción que despide ese adefesio fílmico. Con Miguel Viejoni, Drogorio Pernia, Santiago Gourre, Ramiro Enaneses y las peores alimañas de nuestras pantallas. Parece que el indio Cobro el 99% del presupuesto para su sueldo de director y con el resto contrato lo primero que encontró en la calle del cartucho.
Todo eso sin contar con la protagonista, la tal Putabel Cadavid que a pesar de ser debutante seguramente ya es toda una meretriz que cobro su sueldo en especia con la cirugía de tetas y obtuvo el papel acostándose con el aborigen ese.
miércoles, 8 de septiembre de 2010
La Historia de Puticienta Parte II
Apenas dieron las doce de la medianoche Puticienta dejo al príncipe en pleno apogeo y corrió directo al carruaje que la llevara de vuelta a su burdel original. Pero el príncipe solo quería actuar en la pornonovela con aquella misteriosa puta así que ideó un plan para identificarla entre toda la mano de putas que infestaban ambos canales. Recorrería todos los sets de grabación y metería su enorme nariz en el chocho de todas las jóvenes acosaderas y aquella a la que le calzara firmaría el contrato.
El príncipe empezó pues la búsqueda pero ninguna de las aspirantes a actriz daba abasto con el tamaño de la horripilante nariz. Las hermanastras (que también eran putas por haber salido en tenían miedo de que Puticienta pasara la prueba ideada por el príncipe y les quitara el papel al que aspiraban.
El príncipe empezó pues la búsqueda pero ninguna de las aspirantes a actriz daba abasto con el tamaño de la horripilante nariz. Las hermanastras (que también eran putas por haber salido en tenían miedo de que Puticienta pasara la prueba ideada por el príncipe y les quitara el papel al que aspiraban.
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