Para que luego no digan que aquí solo se habla de farándula y temas triviales, hoy hablaremos de política. Como todos sabemos, hay dos estúpidos que renunciaron a sus cargos como embajadora en Inglaterra y ministro de defensa convencidos de que su amo y señor no iba a aspirar a un tercer mandato y que ellos tendrían la vía bien despejada para treparse al poder.
Lastimosamente para Juan Manuel Santos y Noemí Sanín el mismo Uribe se está encargando de aguarles la fiestecita por cuenta del dichoso referendo reereeleccionista. Y es que los pobrecitos aguardaban ansiosos el famoso guiño del presidente para ser su sucesor. Para hacer un poco gráfico el asunto imaginemos cuando los perritos se amontonan contra el cristal en la tienda de mascotas con la lengua afuera para que alguien los escoja. Exactamente, así estaban ellos.
La situación más crítica es la de Noemí, quien después de apoyar el referendo debe estar que se corta la lengua y encima se dio el lujo de despreciar la consulta del partido conservador creyendo que sería la candidata del partido de la U. Mejor dicho, la muy idiota se quedó sin el pan y sin el queso pero eso si con un hambre tenaz. Santos tampoco debe andar muy contento, porque dijo y repitió que nunca sería candidato si tenía que enfrentarse a su patrón, o sea que si estaba feliz pensando que la gripa AH1N1 iba a acabar con sus problemas, se volvió a fregar.
Ahora que este par de ilusos se quedó viendo un chispero están más desesperados que una fea deseando sexo y no encuentran un lugarcito en la arena política para pasar el rato. Les tocará vivir otros 4 años a la sombra del gran señor que todo lo puede, pero para el 2014 probablemente se remodificará la constitución permitiendo que la presidencia sea hereditaria y Jerónimo o Tomás asuman el cargo, con lo que el país no tendrá la hora de librarse de esa maldita estirpe.
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