A Marlon Moreno se le llenaba la boca hace poco diciendo que iba a dar su gran salto al cine internacional pero después de su maloliente trabajo en El Capado se decidió por los comerciales de refrescos a base de té. Y lo sorprendente es que no es té de marihuana ni de coca, que es con lo único que lo pueden relacionar a él en la televisión.
Lo positivo de este nuevo giro a su “carrera” es que tal vez hay esperanzas de que por fin nos libremos de ver su cara de chigüiro haciendo de traqueto o, peor aun, de galán porque esa apariencia solo le servirá para ahuyentar a las mujeres. De razón que siempre lo ponen de narco, como las mujeres están con ellos por dinero es la única forma de explicar que una mujer medianamente agraciada quiera estar con él.
Y que no venga ahora con el cuento de que hizo ese absurdo comercial para darse un respiro. Lo que pasa es que ya sus narcopersonajes están quemados y nadie, nisiquiera su madre, lo quiere ver de nuevo haciendo lo mismo así que le tocó buscarse otra forma de reunir para el arroz y la papa.
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